Sus vestigios y lápidas nos remontan en el tiempo
Se le denomina así al conjunto que concentra la antigua plaza de toros y el cementerio, cuyo interior está dividido en dos secciones, una sección antigua y otra de uso actual, en esta última se encuentra la bella y antiquísima Iglesia de Guadalupe de origen franciscano y muy anterior a la de la Purísima Concepción.
El acceso al cementerio de la sección antigua, tiene una bella fachada de San Francisco de Asís, con un enrejado metálico a la forja antigua con nudos de plomo, su apariencia muestra perfectamente la antigüedad del espacio y aunque las tumbas, la mayoría del siglo XIX, se encuentran totalmente cubiertas por matorrales, buscándolas se puede localizar las lápidas, principalmente hacia la parte trasera donde muchas de ellas continúan en buen estado.
Aunque ambos cementerios están dentro del mismo perímetro y no los separa nada en particular, puede apreciarse cual pertenece a cual.
El cementerio antiguo no acepta desde hace muchas décadas más cuerpos, mientras que la parte nueva que presenta en su acceso una fachada parecida a la de San Francisco de Asís pero con la imagen de la Virgen de Guadalupe y presenta a simple vista una saturación en entierros; en este cementerio nuevo pueden también encontrarse lápidas con inscripciones del siglo XIX y de principios del XX.
Los bellos muros perimetrales de mampostería, principalmente los que colindan con la calle de Zaragoza, hacen que esta vía muestre un atractivo impresionante.